sábado, 22 de diciembre de 2012

¿Quién dijo miedo?


¿Qué es el miedo sino una barrera protectora frente a nuestras propias limitaciones? ¿Qué es sino un impulso represivo frente al desconocimiento de una posible frustración? ¿Qué es sino un ladrón de nuestras ambiciones? ¿Qué logramos inhibiendo la parte más envalentonada de nuestra naturaleza? ¿Adónde queremos llegar?

Algo te aplaca los sentidos, te ciega el instinto de la fe personal, te desmorona los esquemas de tus objetivos, te conduce por la peligrosa senda de la desmotivación total y absoluta y te lleva a perder: perder ganas de ganar, perder ganas de aprender, perder ganas de luchar.

Miedo no, tan solo precaución, en este mundo abocado a las pasiones dirigidas por mentes controladoras, a los sutiles cuentos de reflexión racional, teñidos de dominio masificado a través de baratas oportunidades de autorrealización.
Miedo no, tan solo firmeza ante los débiles cimientos idealistas sobre los que sustentamos nuestras aspiraciones en un terreno de arenas movedizas en un medio hostil.
Miedo no, tan solo respeto frente a lo desconocido que sobrevuela el cielo y puede posarse sobre nuestro hombro, abriéndonos un camino hacia lo inexperimentado.

¿Qué es sino aquella máscara que nos ponemos para evitar que vean nuestro verdadero rostro? ¿Aquella capa de héroe que impide ver los destellos de la fragilidad que nos embarga cuando la lucha nos sobrepasa?

                                     Foto: Gema Fernández
                            
                                                                                                  G.Ferestradé

No hay comentarios:

Publicar un comentario