domingo, 12 de abril de 2015

La historia de tu vida

Había tachado y vuelto a empezar unas diez veces y aún no le convencía ningún comienzo. No era lo suficientemente emocionante como para enganchar a nadie.Ni siquiera a él mismo. Demasiado anodino y poco interesante. Sus ideas, introspectivas, fluían a contracorriente, envolviéndose en un halo de confusión y poca sintonía. Aparecían, sirviéndose de un momento emocional fuerte, para sustentar sus argumentos pero, cuando intentaba cazarlas, se escabullían, ligeras, entre sus dedos. -Te falta pasión-le habría dicho ella en uno de sus momentos brillantes. Y quizá tenía razón. Siempre la tenía. Cómo echaba de menos esos reproches y esa energía personificada. La mujer más fuerte que había conocido y conocería sin duda. No importaba cuántas más apareciesen en su vida. Ella era ejemplar. Aún podía escuchar su voz tarareando en su cabeza, metiéndose de forma sutil en sus pensamientos para darles forma.-Para encontrar algo, tienes que sentirlo. Siente, haz que te hagan sentir. Busca a alguien que te intimide, que te corte la respiración y te apriete el corazón. Siempre tan sentimental-le habría contestado. Nunca la había escuchado con tanta atención como ahora. Ahora que ya no podía ver su cara de satisfacción al lograr su objetivo. Era insistente y peliaguda, sobre todo con él. El niño de sus ojos. 

Y ahora no sabía cómo comenzar una historia sin ella. -Nunca dejes de hacerlo como solo tú sabes. No dejes de emocionar-su voz resonaba una y otra vez. Pero ¿Qué buscaba exactamente?¿Emocionar a los demás o a sí mismo?¿Una historia artificial que enganchase a personas ajenas o una más real y cotidiana aunque solo fuera él su único seguidor? No quería ser el protagonista de las vidas de otros, sino de la suya misma. Dar forma a su propio relato con su estilo singular. No importaba quién leyera y quién decidiera no leer. No importaba quién aplaudiera y quién juzgara.

Las listas de pros y contras se amontonaban sobre sus hombros, intentando buscar el equilibrio. La mejor decisión. La que todos aplaudirían. Pero ¿y él?¿Qué es lo que quería? Siempre había sido un tipo ejemplar, disciplinado, seguro de sus convicciones. Dispuesto a ponerlo todo patas arriba si hacía falta. Y, ahora le faltaban refuerzos que le recordaran que tiene sentido. Que lo tendría y que algún día lo tuvo. Que no importaba adonde ni por donde fuera porque lo encontraría. Quizás más allá de todos los ideales y certidumbres. Más allá de toda certeza pero allí estaría.

Se sorprendió a sí mismo pensando que quizás los principios y los finales no eran tan vitales como pensaba y lo importante era cómo se iba a desarrollar la historia que había en medio. Según escribía iba dándose cuenta de que éste no era un mal comienzo del todo. Así que esta vez, decidió no borrarlo y seguir adelante con su historia.

G.Ferestradé