miércoles, 21 de noviembre de 2012

Tras su aliento

Recordaba aquel aliento apaciguador y risueño que llenaba mis días. Me llevaba entre sus brazos y me acunaba para calmar mis temores. Siempre iba conmigo, adonde quiera que fuera.

Era brisa marina que se aferraba a mi pelo y lo enloquecía, dejándolo libre que bailara la danza de la felicidad al resplandor del sol. Aquella luz hacía que brillara con especial fuerza.

Sin embargo, mis ojos se habían acostumbrado a vislumbrar el horizonte con perspectiva. Estaba atardeciendo y pronto oscurecería. Tan pronto como sintió el frío de la noche, dejó de sentir su aliento, el viento ya no soplaba, ya no bailaba. 
Pero si de algo estaba segura, era que no dejaría nunca de esperar el amanecer.

                                                                                                  G.Ferestradé


lunes, 19 de noviembre de 2012

A contrarreloj

A veces, sucede que queremos impulsarnos con tanta fuerza, que perdemos el equilibrio y la orientación. Nuestro primer objetivo es abarcar grandes distancias en poco tiempo y no somos conscientes de que si perdemos el rumbo, llegaremos aunque rápido, al lugar equivocado.

Y, es en ese viaje a contrarreloj, en el que nos perdemos cada día, intentando robarle tiempo al tiempo. No soportamos ir despacio, buscar la dirección, ajustar el sentido. Y, es que cuanto más deprisa va uno, menos piensa. Y, últimamente somos adictos a no pensar, solo a correr.
 

                                                                                                 G. Ferestradé

viernes, 16 de noviembre de 2012

De estreno


-No quise manchar aquella camisa tan bonita que me regaló.

Y tampoco marchitar la rosa que me ofreció. No me atrevía a desgastar la sonrisa si abusaba de ella y me daba miedo estirar mucho los brazos si estrechaba a alguien entre ellos.
Evitaba escuchar mucho la misma canción para no enamorarme de ella. Huía de la lluvia y me refugiaba en casa, para no mojarme demasiado. Eché la esperanza de mi habitación por si se cansaba de esperarme. Preferí no romper la magia del silencio por si hablaba demasiado.
No me gustaba dejarme llevar por si a la vuelta todo se había desordenado. Odiaba bailar, por si me despeinaba y tampoco quise cambiar de peinado por si se estropeaba mi pelo.
No quise abandonar a la soledad, por si luego no volvía nunca y no encendí la vela de la amistad por si me quemaba. No tuve valor para robarle el corazón a alguien por si me acusaban de ladrona.

-¿Es por todas estas razones por las que no estrenaste la camisa, no regaste la rosa, no enseñaste nunca tus dientes ni diste ningún abrazo? ¿Es por eso que callaste demasiado o no disfrutaste de la música, de la lluvia ni del amor? ¿Es así tanto que nunca te soltaste la melena ni seguiste el ritmo? ¿Por eso no te dejaste arrastrar por la intuición y dejaste demasiado hueco a la soledad? ¿Todo por no quemarte?

-No exactamente. No quise estrenar la vida por si era demasiado intensa y preferí  no equivocarme.
-Te equivocaste al no abrir el regalo a tiempo y lucirlo desde el primer día. 

                                                                                                     G. Ferestradé

Un alto en el camino

Dicen que la vida es una carrera a contracorriente. Que tienes que aprovechar al máximo cada minuto que te ofrece para exprimir el mayor número de vivencias posibles. Debes y tienes que conocer a la mayor cantidad posible de gente diferente. Estás obligado a pasártelo bien en todo momento y obviamente a potenciar tus capacidades para que el mundo vea todo lo que vales.

Es necesario que enmiendes tus errores como individuo sensato e inteligente que eres y que absorbas una ingente cantidad de información por minuto en tu cerebro. Para eso somos los seres más adaptados socialmente ¿no?



El ritmo intrépido al que estamos sometidos nos empuja a abarcar demasiado con nuestro humilde par de brazos. Tanto que no somos capaces de procesarlo, ni tan siquiera de disfrutarlo. Por eso, no solo está permitido, sino muy recomendado, hacer un alto en el camino. Pararse a descansar de vez en cuando y comprobar que seguimos respirando, que no nos hemos ahogado en nuestra propia carrera.

Y, de paso, ¿por qué no hacerse algunas preguntas? ¿plantearse algunas creencias que tenemos tan asumidas que ni ponemos en duda? A veces tenemos que ser un poco incrédulos con nosotros mismos y descubrir quiénes somos realmente y quiénes queremos ser. Nada está escrito todavía, si tú no das el permiso para que quede registrado en la memoria de tus actos. Nada está pactado en la sombra del destino. Solo tú decides cuando comenzar a esbozar tu propia historia.

                                                                                                 G. Ferestradé


Vuelves

Siempre acabo llegando a ti con un inevitable sentimiento incompleto y lleno de momentos rotos. Procuro no imaginarte, no recordar quiénes fuimos ni cómo llegamos a encontrarnos.

Te perfilo, a veces casi dibujo tu rostro en mi memoria y esbozo aquel recuerdo emborronado en una lágrima que se derrama hasta morir ahogada.
Ahora solo queda el silencio en medio de un mar revuelto bajo la noche oscura. Ahora solo queda mi alma desnuda envuelta en la penumbra de la sinrazón. Solitaria sombra que vaga arrastrando un cuerpo, que ya no encuentra cobijo ni redención.

Tan solo te busco, me disfrazo de ti, me pierdo entre tu ausencia, te sueño, te sigo sintiendo pero no encuentro tu abrazo protector. Me aferro a mi espalda, me encojo y cierro los ojos. Aún puedo verte mirándome desafiante desde el pasado. Aún no te has ido ni quiero que lo hagas.

                                                                                                 G. Ferestradé

domingo, 11 de noviembre de 2012

A todo aquel

A todo aquel que alguna vez ha sentido miedo, yo le digo: "No temas, lo mejor está aún por venir"
A todo aquel que se ha perdido buscando, yo le digo: "No busques el futuro, vive el presente".
A todo aquel que no sabe hacia donde dirigirse, yo le digo: "Dirígete siempre hacia delante. No dejes nunca de andar".
A todo aquel que ha sentido la pérdida, yo le digo: "Nunca es tarde para ganar en experiencia".
A todo aquel que se ha hecho en algún momento amigo de la soledad, yo le digo: "Es el mejor momento para hacerse amigo de uno mismo"
A todo aquel que ha dejado de escuchar,  yo le digo: "Sintoniza ahora la emisora de tu vida. Que sea tu canción favorita".
A todo aquel que no se atreve a dar el paso, yo le digo: "Da una zancada y comete el mundo".
A todo aquel que vive en la sombra, esperando, yo le digo: "Sal de tu escondite, quitate la máscara y empieza a arriesgar".
A todo aquel que ha dejado de creer, yo le digo :"Apuesta que se puede y acertarás".
A todo aquel que practica el no, yo le digo: "¿Y por qué no?
A todos aquellos que habéis llegado hasta el final, yo os digo: "Nunca dejeis nada a la mitad".
                                                                                                          
                                                                                                                      G. Ferestradé