sábado, 29 de junio de 2013

Hoy me toca a mi

Después de un tiempo vagabundeando por nuestra vida, a veces necesitamos enfrascarnos en otras historias que nos hagan recordar que nuestro tiempo vale la pena y que nuestra historia también merece ser escuchada. Que estamos vivos. Que los días aburridos pueden convertirse en grandes días y que cada minuto cuenta. Que tenemos que bailar aunque los demás nos miren con cara de extrañados, porque eso significa que ellos también querrían hacerlo pero no se atreven.

El otro día me di cuenta de lo bonito que puede llegar a ser un baile, uno de los mejores que he visto en mi vida. El baile de la improvisación. Nada de profesionalidad, ni ensayos previos. Solo dos personas que querían demostrar al mundo lo felices que eran juntas. No había más que mirar la sonrisa de sus ojos. Sin pensárselo dos veces, se pusieron a bailar por todo el andén mientras los demás les mirábamos embelesados. Todos con las mismas ganas de poder compartir una escena así con alguien a quien queremos. Con las mismas ganas de reírnos del mundo y decir: "Hoy me toca a mi". Me pareció una actitud envidiable ante la vida. Bailar en lugar de quejarse porque el metro tarda mucho en llegar. Porque mientras estás ahí plantado en el andén, pensando en porque no fuiste andando o te cogiste un autobús, los minutos siguen pasando. Nunca se me había hecho tan amena la espera y en ese mismo instante, me di cuenta que mientras yo esperaba, otros preferían vivir.

Y esa escena me llevó a querer seguir conociendo historias ajenas que me enseñasen que el tiempo no es eterno y que la palabra "aburrimiento" debería estar prohibida. Me enfrasqué de nuevo en esas largas noches de páginas y páginas de historias, una costumbre que había perdido hacía meses y que tanto echaba de menos. Creo que he recuperado esa parte de mi, que me ha devuelto en ocasiones la sonrisa y en ocasiones las lágrimas. Pero qué mejor que llorar por un buen libro, una buena historia que has hecho parte de tí y que te ha llegado muy dentro. Una enseñanza que llevas contigo para el resto de tu vida, guardada en el bolsillo, a mano, para practicarla en cualquier momento.Y el último de ellos, como su propio título indica, me ha enseñado que los besos no se gastan, que un día sin demostrarle a alguien que le quieres es un día perdido. Cuántas cosas dejamos en la lista de espera para hacerlas otro día. Otro día que estemos más preparados, otro día que tengamos más valentía. Pero ese día nunca llega sino nos decidimos en el momento. No me gustan las listas de espera, creo que a nadie, asi que ¿Por qué poner nuestra vida en una lista de espera? Hoy también nos toca a nosotros.
                                                                                                                                           
                                                                                          G. Ferestradé
                                                                                                   

domingo, 16 de junio de 2013

Tiempo al tiempo

El tiempo es el sabio más viejo del mundo. Es el dueño del pasado y el creador del futuro. No regala falsas esperanzas y siempre cumple su promesa: pasa de largo y arrasa con todo lo que haya quedado a medias por el camino. Sabe lo que quiere, avanza sin sentir lástima por nada ni nadie. No tiene escrúpulos. No se deja detener, no es flexible. Y esa forma incesante de seguir adelante debería ser un ejemplo para cada uno de nosotros. Seguir mirando hacia el frente porque si nos damos mucho la vuelta corremos el riesgo de tropezar y caernos. 
Siempre el tiempo. El mejor reparador que existe. No se deja ver, pero sentimos su presencia en todo momento. Porque él crea la memoria, los recuerdos, los momentos y sólo tú tienes el poder de vivirlos o dejarlos pasar de largo.

No puedes pararlo pero sí decidir qué quieres hacer con él y cómo aprovecharlo. Eso sí, debes alcanzar su ritmo y avanzar a su lado. No te quedes atrás enredado en falsas ilusiones, pretendiendo que nuevas oportunidades vengan a buscarte. Sal al encuentro de nuevos momentos y aprovecha cada sensación que te brinden porque duran lo que dura un parpadeo. Cuando abras los ojos ya habrán pasado de largo.

Improvisa, no lo tengas todo planeado porque la vida es impredecible. No te adelantes al tiempo creando situaciones que no han llegado y no lo desperdicies desaprovechando situaciones que están sucediendo. Vive tu momento y dale siempre al tiempo la razón y sino tiempo al tiempo.

                                                                                                                                            G.Ferestradé