-No quise manchar aquella camisa tan bonita que me regaló.
Y tampoco marchitar la rosa que me ofreció. No
me atrevía a desgastar la sonrisa si abusaba de ella y me daba miedo estirar
mucho los brazos si estrechaba a alguien entre ellos.
Evitaba escuchar mucho la misma canción para
no enamorarme de ella. Huía de la lluvia y me refugiaba en casa, para no
mojarme demasiado. Eché la esperanza de mi habitación por si se cansaba de
esperarme. Preferí no romper la magia del silencio por si hablaba demasiado.
No me gustaba dejarme llevar por si a la
vuelta todo se había desordenado. Odiaba bailar, por si me despeinaba y tampoco
quise cambiar de peinado por si se estropeaba mi pelo.
No quise abandonar a la soledad, por si luego
no volvía nunca y no encendí la vela de la amistad por si me quemaba. No tuve
valor para robarle el corazón a alguien por si me acusaban de ladrona.
-¿Es por todas estas razones por las que no
estrenaste la camisa, no regaste la rosa, no enseñaste nunca tus dientes ni
diste ningún abrazo? ¿Es por eso que callaste demasiado o no disfrutaste de la
música, de la lluvia ni del amor? ¿Es así tanto que nunca te soltaste la melena
ni seguiste el ritmo? ¿Por eso no te dejaste arrastrar por la intuición y
dejaste demasiado hueco a la soledad? ¿Todo por no quemarte?
-No exactamente. No quise estrenar la vida por
si era demasiado intensa y preferí no
equivocarme.
-Te equivocaste al no abrir el regalo a tiempo
y lucirlo desde el primer día.
G. Ferestradé
Hola,
ResponderEliminarMe parece interesante tu blog, sobre todo tu forma de escribir los cuentos
Un saludo y ánimo con el mismo
Oliver
www.exitoysuperacionpersonal.com