Dicen
que hay que estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. Y que
entonces, sin saber porqué, ocurre. Lo mejor es que tú no sabes que
estás en el lugar y situación perfectos para que pase y te pilla
desprevenido. Simplemente ocurre. A veces, es cuestión de suerte. Otras,
de no tenerle miedo a lo que está por venir. En la mayoría de los
casos, es una mezcla de las dos cosas. Y lo que nunca puede faltar: el
factor sorpresa, que da el toque de emoción necesario para que todos los
momentos de esta vida sean mágicos.Porque si fueramos conscientes de todo lo que nos va a pasar desde que comenzamos nuestra historia, no experimentaríamos muchas de las sensaciones que nos hacen valorar que estamos vivos, que esto es real y que merece la pena luchar por mantenerse en lo alto hasta el final. Abrir los ojos cada día y hacer cómplice a la felicidad de nuestra existencia.
G. Ferestradé
miércoles, 24 de abril de 2013
domingo, 7 de abril de 2013
Aires de fortaleza
Salir ahí fuera y enfrentarse no es siempre fácil. Estamos demasiado expuestos a agresiones externas y no contentos con eso a veces nos empeñamos en agredirnos a nosotros mismos por dentro.Nos gusta ponernos las cosas más complicadas de lo que son y lo peor es que pensamos que los obstáculos nos los están poniendo los demás que no nos dejan avanzar.
Nos da verguenza reconocer que hemos perdido el rumbo, que necesitamos ayuda porque tenemos miedo y no sabemos cuál es el siguiente paso. No somos superhéroes y no tenemos una fuerza infinita. Podemos pedir prestado unas cuantas sonrisas, algún que otro abrazo, un poco de norte y una mano amiga que te agarre cuando vengan turbulencias. A veces te sorprenderá que estos préstamos se convierten en verdaderos regalos. Y, son mucho mejores que cualquier otro. No solo no se devuelven sino que se quedan contigo de por vida.
Mostrar la debilidad y la flaqueza en ciertos momentos no es de débiles sino de valientes. Y cuando eres capaz de ver de nuevo, recuperas con doble intensidad todas tus capacidades y estás plenamente dipuesto a salir ahí fuera a comerte el mundo.
Devorar dificultades, abarcar todo tipo de posibilidades con nuestro par de brazos y respirar aire de nuevas metas son las mejores sensaciones del mundo.
Qué plenitud.
G. Ferestradé
Nos da verguenza reconocer que hemos perdido el rumbo, que necesitamos ayuda porque tenemos miedo y no sabemos cuál es el siguiente paso. No somos superhéroes y no tenemos una fuerza infinita. Podemos pedir prestado unas cuantas sonrisas, algún que otro abrazo, un poco de norte y una mano amiga que te agarre cuando vengan turbulencias. A veces te sorprenderá que estos préstamos se convierten en verdaderos regalos. Y, son mucho mejores que cualquier otro. No solo no se devuelven sino que se quedan contigo de por vida.
Mostrar la debilidad y la flaqueza en ciertos momentos no es de débiles sino de valientes. Y cuando eres capaz de ver de nuevo, recuperas con doble intensidad todas tus capacidades y estás plenamente dipuesto a salir ahí fuera a comerte el mundo.
Devorar dificultades, abarcar todo tipo de posibilidades con nuestro par de brazos y respirar aire de nuevas metas son las mejores sensaciones del mundo.
Qué plenitud.
G. Ferestradé
Curvas
Solía pensar que había cosas que nunca
cambiarían, que permanecerían ahí para siempre, conmigo.
Incondicionales. Pero la naturaleza de nuestro mundo es cambiante. Idas y
venidas. Las cosas cambian, las personas cambian, las ideas
evolucionan. Y supongo que no es malo, pero cuesta asumir que nunca
tendremos la seguridad de algo seguro. Qué paradoja, pero qué
emocionante. Sin embargo, entre tantos desatinos
creo que estaba cerca de llegar al final. La gran meta. Había sido un
año complicado, un camino tortuoso. Demasiadas curvas, para mi gusto.
Sin embargo, una gran canción sonaba en mi cabeza: "Nada es eterno, todo
llega a su fin". Y, para bien o para mal, todo acaba para dar comienza a
una nueva etapa, una nueva historia. Ir cerrando puertas para poder
abrir otras. ¿Quién dijo miedo?Lo desconocido también puede ser
fascinante.
G.Ferestradé
G.Ferestradé
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